Cada año alrededor de Semana Santa me pego el primer baño en el mar, a veces es durante las fiestas, a veces cae en mayo. Este año ha sido más tarde, el pasado fin de semana.
El proceso suele ser largo, empiezo metiendo los pies… y maldiciendo la condenada temperatura del agua. Cuanto más pronto en el año más la maldigo. Sigo adentrándome, poco a poco. Normalmente es un evento que hago acompañado, de mi mujer, de algún hermano, para estar alturas ya me han pegado cuatro gritos por lo lento que voy.
El cuerpo se va acostumbrando, cuando el agua está muy fría incluso al dolor que provoca. Más allá de las rodillas todas las tensiones y preocupaciones acumuladas durante el invierno se vienen a la cabeza a borbotones, duelen casi tanto como el agua.
LLegados a un punto, normalmente por encima de cualquier parte impúdica, hay que tomar una decisión y después de un momento de colapso, normalmente de espadas, me entrego al mar. Primero todo el cuerpo, finalmente la cabeza. Se hace el silencio, mejor dicho, solo aquel sonido de las pocas burbujas que salen por la nariz, un sonido igual al de hace uno, dos, veinte, treinta años, igual el mio que el de los millones de otras personas durante siglos.
Las preocupaciones desaparecen, a veces explotan como las burbujas, otras se diluyen en el agua. Al sacar la cabeza vuelvo a la realidad pero sin ellas.
Especialmente en un año como este os recomiendo el primer baño en el mar. Pronto, frio.
Y si esta fuera, finalmente, nuestra crisis
Filed under: crisis, cuarentón, Opinión, tradiciones | Tagged: avestruz, baño en el mar, mar, semana santa, tirarse de cabeza, verano | 1 Comment »