En el día de hoy 12 periódicos catalanes han publicado un editorial a favor del Estatut de Catalunya.
En su favor hay que decir que se trata de un documento de redacción brillante. Si ese documento fuera el origen y no la consecuencia estaría totalmente de acuerdo.
Lo estoy con que España es una nación formada por regiones y nacionalidades, los habitantes de Catalunya tienen el derecho y el deber de conocer el catalán (aunque no solo), soy un ferviente defensor del espíritu del 77, respeto la identidad catalana y sus tradiciones culturales, porque son parte de mi mismo, ni Catalunya ni los catalanes debemos permanecer impasibles ante el menoscabo de nuestra identidad y a defender los intereses especialmente si se derivan de nuestro trabajo y esfuerzo, lo que, por cierto, se refleja en una financiación justa.
Es verdad que el Constitucional va a decidir sobre el marco de convivencia en España y no solamente sobre unos artículos del Estatut.
No es en cambio verdad que los ciudadanos catalanes tengamos un interés mayoritario en que ese Estatut esté en vigor, el referendum del Estatut tuvo un resultado decepcionante en el que, si recuerdo bien, los votos a favor fueron del orden del 35% teniendo en cuanta que la participación fue de menos del 50%. El referendum cumplió prefectamente con los requisitos legales. Pero claramente no cumplió con los requisitos identitarios.
El Estatut fue aprobado en el parlamento catalán y en el español en uno de los momentos menos motivadores de los 30 años de democracia, los partidos catalanes forzaron el texto para contentar intereses contrapuestos, la misma semana de aprobar su redacción en el Parlament de Catalunya se amenazaban entre ellos «prenegociando» su aplicación. El Estatut está lejos de ser una obra maestra o un texto de consenso es el mínimo común.
La aprobación en el parlamento español fue conseguida aprovechando el juego de negociaciones propio de nuestro entorno democrático, en absoluto debido al convencimiento de los partidos.
El Rey sanciona lo que le dice el parlamento si no fuera así, en un momento de paz y estabilidad institucional se podría considerar un golpe de estado por su parte.
El Tribunal Constitucional no es una cuarta cámara. Es simplemente el que vela por la constitucionalidad de las leyes. Solamente puede actuar sobre leyes en vigor, por lo tanto tienen que estar aprobadas. Es su única función, aunque no nos guste. Sin embargo su actuación está facilitando la política de hechos consumados…
El editorial de los 12 no refleja los intereses que se persiguen con el Estatut. Es una argumentación dentro de lo razonable de unos objetivos dentro de lo inadmisible.
La identidad catalana no es la que nos han construido los defensores del Estatut. Conceptos como el Espiritu Emprendedor, típicamente catalán, la Familia como institución económica además de social, el espíritu cosmopolita, comerciante y fomento de las relaciones internacionales están en la identidad catalana y son despreciados a conciencia.
Menos Estatut y más «seny», «hereu», «pela». Algun día alguien se dará cuenta de que a Catalunya le ha ido mucho mejor cuando hemos intentado conquistar España que cuando nos hemos intentado aislar de ella, sino que se lo pregunten a Fernando II el Católico y a Jaume I «el Conqueridor» .
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