Mi hija se fue «de colonias» dos semanas y media con el colegio. No les podíamos llamar por teléfono más que un par de veces, pero podíamos escribirles tantas cartas como quisieramos, un poco anticuado eso de escribir, pero me pareció buena idea.
Me puse delante del papel… creo que (por el momento) conozco bien a mi hija, le tengo bastante cazada en las cosas que le preocupan, las que le gustan, las que le ponen nerviosa. Por el momento el canal de comunicación sigue abierto, estamos todavía a unos años de la adolescencia. No es muy extrovertida, pero si le preguntamos mi esposa y yo suele responder prácticamente a todo, si lo hacemos en el momento oportuno. Me puse delante del papel y no supe que contarle.
Tuve la tentación de empezar con las recomendaciones: Que obedezcas a la profe, que tomate la medicina, que seas ordenada. Depués pensé en explicarle lo que estábamos haciendo nosotros (básicamente lo mismo que cuando está ella), pasé de largo las reflexiones filosóficas y descarté los temas que me interesan a mi, fundamentalmente cosas aburridas y obsesivas.
Todo hay que decirlo, soy un tipo bastante aburrido y quedarme sin saber que contar me pasa a menudo, suelo ser repetitivo en los temas y tiendo a buscar una conclusión a los mismos, lo cual es pesadísimo para el interlocutor. No se charlar. Pero la experiencia de contarle algo a mi hija fue una sensación nueva y mucho más difícil todavía.
Desde hace ya algún tiempo intento encontrar momentos de charlar a solas con cada uno de mis hijos, incluso con el canijo, de manera que pueda intuir como evoluciona la persona que hay debajo de la cara de todos los días.
En el fondo es coherente con algunas de mis últimas preocupaciones, eso de tener hijos es una responsabilidad tremenda, cada día me parece mayor. En estos momentos me doy cuenta de que hay un factor adicional que lo mejora o lo empeora y es que los hijos empiezan a tener opinión y tomar decisiones muy pronto, noto que mi hija ya empieza. Todavía podemos llevarle la contraria pero instintivamente ya tiene ganas de gobernarse a si misma.
Tengo la impresión de que ya le hemos dado una buena parte del impulso que nos toca, poco a poco se va acercando el momento de abrir la mano, faltan años, pero la dirección que le hemos dado empieza a ser difícil de cambiar.
Esperemos que el canal de comunicación siga abierto, si no puede ser por carta tendrá que ser por Twitter.
Gente normal
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